La antigua ley en Oriente era similar a la ley de Hamurabi: “Ojo por ojo, diente por diente”.
Ese era el motivo por el cual los estudiantes no tenían la posibilidad de ejercitarse en el arte del combate ya que cuando se llevaba a cabo, “era real”
Hasta que un día un practicante creó algo similar a un Tul y de esa manera se pudo ejercitar todo tipo de ataques y defensas sin ningún oponente (sin riesgos).

Entonces: “El Tul, consiste en una serie de ejercicios fundamentales, que muchos de ellos representan técnicas estáticas y otros en movimiento, tanto en ataque como en defensa, armados con una secuencia fija y lógica.”

El estudiante trata con uno o diversos oponentes imaginarios, en distintas direcciones y situaciones, utilizando todo tipo de herramientas para el ataque o la defensa. Permite desarrollar técnicas de combate, moldear el cuerpo, controlar la respiración y crear movimientos armónicos y fluidos. También permite evaluar el poder y trabajar la destreza con características de belleza.

Al practicar un Tul se debe tener en cuenta las siguientes indicaciones:

• Deben comenzar y terminar en el mismo lugar. Esto muestra la exactitud del estudiante.
• Se debe mantener la correcta postura y mirada en cada movimiento.
• Se deben tensar y relajar los músculos en el momento justo.
• Debe ser ejecutado rítmicamente, sin rigidez.
• Los movimientos deben ejecutarse acelerada o desaceleradamente, según se indique en el Tul.
• Se debe perfeccionar cada Tul antes de aprender el siguiente.
• Los estudiantes deben conocer el propósito de cada movimiento.
• Se deben ejecutar los movimientos con realismo.
• Las técnicas de ataque o defensa se deben repartir por igual entre las manos y los pies derechos e izquierdos.

La vida de un ser humano aprox. 100 años puede considerarse igual a un día, comparado con la eternidad.

Consecuentemente, nosotros, mortales, no somos nada más que simples viajeros que cruzan los años eternos de un neón en un día.
Está claro que nadie puede vivir más que un tiempo determinado. Sin embargo, la mayoría de la gente se hace esclavo del materialismo, como si fuesen a vivir mies de años. Y otros se esfuerzan por dejar a las generaciones futuras, un legado espiritual logrando la inmortalidad.

Evidentemente, el espíritu es perpetuo, lo material no. Así el legado que dejamos para el bienestar de la humanidad es, quizás, la cosa más importante de nuestra vida.

“Aquí dejo el TaeKwon-Do para la humanidad como la huella del hombre de final del siglo XX.Los 24 TUL, representan las 24 horas, un día, o toda la vida.”

Choi Hong Hi